sábado, 5 de agosto de 2023

Acaparadoras

Ante una mudanza inminente, siempre me pasa lo mismo: los objetos que atesoro y acumulo sin darme cuenta se me hacen pesados y redundantes. Lo que hace unos días me acompañaba con cariño, ahora me estorba.

Estos días pienso mucho en ti. En realidad, estos últimos años y, sobre todo, cada día más. Cuando yo era pequeña te observaba atentamente, como cualquier niña observa a su madre. Eras acaparadora. Dábamos una vuelta por un mercadillo y no consentías en volverte sin un trasto, casi siempre algo pequeño, pero siempre inservible y bonito a partes iguales. De pequeña me fascinaban esos objetos que atiborraban los cajones y las repisas, de adolescente los odiaba, y ahora repito por puro gusto esta práctica de acaparamiento que he desarrollado sin darme cuenta. 

Lo que no he hecho como tú es echar raíces, y todos estos pingos me estorban en mis constantes traslados, y acabo deshaciéndome de ellos amargamente.

No sé si es tarde para enmendar este defecto heredado, todo está por ver. Para echar raíces tal vez no sea tarde después de todo. El primer paso lo he dado hace poco, y sé que me has ayudado en la distancia, y también sé lo orgullosa que estás de mí.



miércoles, 14 de junio de 2023

The A team

Hoy me he acordado de esta canción. La ponía muchas veces con una clase de 2º ESO que tuve hace años. Era una clase a los que les encantaba la música, y no sólo eso, sino que tenía mucha química y buena onda con ese grupo por muchas razones.

Solíamos ponerla y cantarla todos juntos. La escucho y se me ponen los pelos de punta.

La docencia tiene cosas preciosas.



viernes, 9 de junio de 2023

Los que sí quieren

Estamos a finales de trimestre, me hallo corrigiendo a toda pastilla los últimos exámenes y trabajos de mis alumnos. No soy la mejor profesora, pero hago lo que puedo. Hago esfuerzos por los chiquillos en la medida de mis posibilidades.

El otro día estaba haciendo un ejercicio de meditación que se trataba de focalizarse en lo positivo. Te pedía que pensaras en lo positivo que hay en tu vida pero sin darle muchas vueltas, más bien lo primero que te viniera a la mente. Lo hice varias veces en semanas consecutivas y se me venía lo más obvio que todos apreciamos en nuestras vidas: mi pareja, mi familia, mis amigos, mis mascotas, tener mis necesidades cubiertas y algún capricho... Una de las veces se me vinieron espontáneamente algunos de mis alumnos. Sus manos levantadas, sus palabras amables, sus saludos y despedidas entusiasmadas, sus bromas de buen gusto, sus ocurrencias inocentes, sus esfuerzos en las tareas, su buena educación, darte cuenta de que han usado algo que has explicado en la lección, sus sugerencias y buenas intenciones. 

Sin ellos simplemente no podría vivir.



The end of school

El curso se acaba. Es algo incipiente, aunque a la vez parece que no va a llegar nunca. Se me ha hecho eternísimo, eternísimo, eternísimo este curso. Como casi todos, supongo, en el fondo. Lo que pasa es que una vez en el recuerdo, tendemos a dulcificar las cosas.

Dedico el post de hoy a las excusas que recuerdo que me han puesto para salir de la clase los niños este año. Que recuerde:

- Me he hecho daño en un dedo/un pie/X y quiero ir a que me venden/me pongan hielo.

- Se ha acabado el gel/el papel/X, ¿puedo ir a por otro?

- Quiero hablar con la jefa de estudios.

- Me he dejado un abrigo/mochila/etc. en la otra clase.

- Tengo que hablar urgentísimo con un profesor.

- Me he manchado de tinta, ¿puedo ir a lavarme? (casi siempre se mancha el que menos escribe).

Y la que más me gusta: "¿puedo acompañarle???", exclaman varios a la vez con urgencia. Al fin y al cabo, los otros tienen excusa, pero estos acompañantes simplemente quieren sumarse a una excursión que no les concierne sin causa justificada. Cuando eres generoso y aceptas que vaya también un acompañante, la cara de felicidad que se le dibuja no tiene precio. A ese chaval o chavala le has alegrado la mañana. Esos escasos minutos yendo hacia cualquier otra parte, en dirección opuesta a la clase, saben a gloria a casi cualquiera.

Los tiempos han cambiado, pero el colegio sigue siendo, después de todo, una prisión.