sábado, 13 de agosto de 2022

La madre que me parió

Hace diez años que no escribo en este blog y, la verdad, es como si otra persona hubiese escrito todo lo que hay aquí, tal es lo que ocasiona el paso del tiempo en nuestro ser o, al menos, lo que ha ocasionado en el mío.

Hoy cumpliría años mi madre, si no fuera porque hace año y medio que falleció. Hoy hace 81 años que este mundo la recibía, en los brazos de mi abuela. No es que esté escribiendo esto porque hoy piense más en ella, porque lo cierto es que pienso en ella a no poder más, y cada día es peor. No es que me moleste pensar en ella, todo lo contrario, lo que ocurre es que no se suceden esos pensamientos de forma del todo dulce, sino que me dejan un sabor agridulce, y lo agrio no me lo sacudo de encima todavía.

Es normal, supongo. Hace poco todavía que te fuiste, y todavía lo estoy asimilando. La tristeza sigue sobrevolando todos los recuerdos, y un poco de dolor y de remordimientos.

Si pudiera plasmar aquí todo lo que tengo en la cabeza..., pero es imposible. 

Gracias por haber sido mi madre, por tu amor y tu dulzura. Gracias por todo lo que te callaste por no hacerme daño. Por todo lo que hiciste por mí. Por todo lo que me dijiste.

No fue perfecto, porque así es como son las relaciones humanas, pero no supimos hacerlo mejor.

Este tema es para ti hoy, porque es un tema magnífico y te encantaba Miguel Bosé. Porque te mereces tu isla de libertad, desprenderte de las preocupaciones que te hemos creado sin cesar, desprenderte de las obligaciones que cumplías ciegamente por tu familia. Eras un ser tan bueno...

Te quiero, mamá.